En un mundo que avanza a pasos agigantados hacia la transición energética, el almacenamiento de energía se ha convertido en el eslabón perdido entre la generación intermitente de fuentes renovables y la demanda constante del sistema eléctrico. En México, la Comisión Reguladora de Energía (CRE) ha dado un paso fundamental al establecer un nuevo marco normativo que busca integrar de manera eficiente los Sistemas de Almacenamiento de Energía Eléctrica (SAE) al Sistema Eléctrico Nacional (SEN). Este movimiento no solo refleja la urgencia de modernizar la infraestructura energética del país, sino que también abre un abanico de oportunidades para inversionistas, generadores y consumidores finales.
Un Marco Regulatorio para el Futuro
A través del Acuerdo Núm. A/113/2024, publicado en el Diario Oficial de la Federación, la CRE ha sentado las bases para la integración y operación de los SAE, abordando un vacío regulatorio que, hasta ahora, limitaba el despliegue a gran escala de estas tecnologías. La nueva normativa reconoce al almacenamiento de energía como un recurso estratégico que no solo proporciona respaldo y resiliencia al sistema, sino que también permite optimizar la gestión de la energía, reducir costos y mitigar la variabilidad inherente a las fuentes eólicas y solares.
Las reglas establecen diversas modalidades de integración, adaptándose a las distintas necesidades y actores del sector:
- SAE-CE (Asociado a una Central Eléctrica): Permite la incorporación de sistemas de almacenamiento a centrales de generación intermitente, como parques solares o eólicos. Esto busca compensar las fluctuaciones de la generación y mejorar la estabilidad de la inyección de energía a la red.
- SAE-CC (Asociado a un Centro de Carga): Dirigido a grandes consumidores industriales o comerciales, esta modalidad permite almacenar energía en horarios de baja demanda para ser utilizada durante los picos de consumo, lo que se traduce en importantes ahorros económicos y una mayor independencia energética.
- SAE-AA (Esquema de Abasto Aislado): Ideal para proyectos en zonas remotas o aisladas del SEN, esta modalidad permite la integración de un SAE a una central de abasto aislado, garantizando un suministro continuo y confiable.
- SAE-GD (Generación Distribuida): La regulación se extiende a los sistemas de almacenamiento asociados a instalaciones de generación distribuida, abriendo la puerta a una mayor penetración de la energía renovable a pequeña escala en hogares y pequeños negocios.
El Rol de la CRE y el CENACE
La nueva normativa asigna responsabilidades claras a los distintos organismos reguladores. La CRE será la encargada de otorgar y actualizar los permisos de generación para la integración de los SAE. Por su parte, el Centro Nacional de Control de Energía (CENACE) tendrá un papel crucial en la evaluación técnica de los proyectos, asegurando que su interconexión no comprometa la seguridad, confiabilidad y calidad del SEN.
Además, las nuevas reglas sientan las bases para la participación de los SAE en el Mercado Eléctrico Mayorista (MEM). Los sistemas de almacenamiento podrán ofrecer servicios conexos como control de frecuencia y voltaje, lo que les permitirá monetizar su valor y contribuir a la estabilidad del sistema.
Un Futuro Eléctrico más Robusto y Sostenible
La aprobación de esta regulación representa un hito para el sector energético mexicano. Por un lado, proporciona la certidumbre jurídica que los inversionistas necesitaban para apostar por proyectos de almacenamiento a gran escala. Por otro, acelera la integración de las energías renovables, ayudando a mitigar su intermitencia y a reducir la dependencia de combustibles fósiles.
A medida que el país se embarca en la modernización de su red eléctrica, los sistemas de almacenamiento se perfilan como la herramienta clave para construir un sistema energético más eficiente, resiliente y, sobre todo, sostenible. Este nuevo marco regulatorio no es solo un conjunto de reglas, sino la carta de navegación hacia una matriz energética más limpia y un futuro eléctrico más robusto para México.